lunes, 3 de octubre de 2016

Para la Señora G

Señora  G, el día de hoy, después de tanto tiempo, ha llegado el momento de decir adiós.  Más de 50 años fuimos compañeros, y aunque el dolor se encargó de teñir cada una de nuestras mañanas, jamás, hasta este día, entendimos realmente el daño que produce nuestra cercanía. Sé bien que durante Todo este tiempo hilamos a nuestro alrededor fuertes lazos de ira, rencor y venganza, plantamos en estás grandes tierras miles de semillas infectadas que no hicieron más que generar oscuridad, tristeza y desconfianza. Pero hoy, pese a la historia que construimos juntos, he decidido con total certeza, cerrarte la puerta, y abrir mi corazón a nuevas oportunidades que seguramente me traerán amor, alegría, tranquilidad y paz. 

Se define a la historia como el estudio de las huellas que los seres humanos hemos dejado en todo tiempo pasado, y al mirar hacia atrás, no veo más que destrucción en el camino que hasta hoy recorrimos juntos. Es por eso que hoy, he llenado mi espíritu de valentía para decir que ha llegado el momento de dejarnos. 

Todo aquello que desconocemos produce miedo, angustia, incluso desesperación, pero en ocasiones, es necesario enfrentar tales sentimientos con la esperanza de que al vencerlos, encontremos una recompensa sublime, soñada, hermosa. 

Si te preocupa la separación de nuestros bienes, pierde cuidado, puedes llevártelo todo. Llévate las incontables lágrimas que derramé al ver como cubrías con tu manto nuestros corazones, llévate los gritos, llévate el dolor, no lo quiero. Llévate, por favor, tu mentira, tu arrogancia, tu maldad, llévatela, porque no hizo más que construir de una manera inmensa, pena, desconsuelo y amargura. 

Solo pido que me dejes una cosa, sencilla y fácil de dar, memoria. Memoria para nunca más dejar que te acerques a mi, memoria para recordar a diario que en ti no hay nada bueno, memoria para aprender y enseñar lo que eres y lo que causas. 

Hoy daré mi primer paso en dirección contraria a la que llevas, dejaré nuevas huellas, escribiré otra historia, y aunque me cueste, trabajaré  a diario por reparar todo aquello que destruiste. 

Adiós señora G.