Hoy, después de algún tiempo en el que la incertidumbre
acerca de los dos invadió mi pensamiento, descubrí, no sin antes reflexionar
durante largos días, que por más amor que sienta hacia ti, todo eso que un día
me llenó de ilusión, no puede ser, no será.
No se trata, como
dicen algunos, de que no estemos hechos el uno para el otro, sabes bien que no
creo en la predestinación del amor, y que pienso, más bien, que tal sensación es una decisión consciente, que existe gracias
al esfuerzo que hacen las personas por permanecer junto a otras; no me
malentiendas, no quiero decir con esto que no crea en el amor, quiero decir, que
cuando existe un sentimiento entre dos personas, son ellas quienes deciden por
medio de su esfuerzo y compromiso mutuo, convertirlo en ello que ha inspirado
tantas obras hermosas en la historia humana.
La razón por la que comprendí que mantener viva la esperanza
es inútil, escapa, sin duda alguna, a la idea absurda de que existe para cada
quien una media naranja, un alma gemela. Creí durante mucho tiempo en tales
fantasías, llegué incluso a pensar—y lo sabes bien—que tú eras esa otra parte de mi, y que había encontrado
aquello que muchos pasan la vida buscando y otros mueren sin encontrar. Pero
algo que sé con certeza ahora, es que el tiempo es el mejor maestro en las
cuestiones del corazón.
Soñé tantas veces con volver a tu lado, pero ya ves, no todo
lo que se sueña se hace realidad. Y todos tenemos la obligación de ver, así sea
tarde, que hay caminos que no conducen a ningún lugar, que hay caminos que nos
hacen volver a donde empezamos, y que, al final, se convierten en prisiones que
llamamos ilusiones y anhelos. En esa prisión estaba yo, deseando día a día que
algo cambiara, deseando despertar de una mala noche, repitiéndome, cada vez que
podía, que algo sería distinto la mañana siguiente, y ver eso no me gustó.
No siento que haya nacido para estar encadenado a promesas que se desvanecen fácilmente, y no
quiero navegar solo este mar para hundirme finalmente. Es esta la razón por la
que hoy decidí abrir mi corazón y dejar que cada sentimiento y esperanza que
aún conservaba, partiera lejos de mí. Debo hacerlo, de lo contrario seguiré
esperando cosas que sabía que no pasarían, pero quería creer que sí. tal vez
pensé en algún momento, que como afirman algunos, el poder de la mente es
infinito, y que si lo deseaba lo suficiente, podría hacerse realidad. Tengo que
seguir adelante, transformar mi vida, y volver a encontrar a la persona de la
que te enamoraste un día, porque tengo la certeza, de que el tiempo que estuve
en esa prisión, hizo que se ocultaran miles de cosas que antes me definieron.
Siempre recordaré con mucho cariño cada una de las historias
que nos unen, incluso aquellas que hicieron brotar lágrimas de nuestros ojos. Nada,
jamás, me hará creer que lo que vivimos no fue hermoso y verdadero, pero nada
es eterno, y cuando las cosas se acaban la vida da dos opciones, continuar, o
quedarse, yo escojo la primera.
Con el mayor afecto posible, te deseo lo mejor.
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